La planta primera está dedicada a las artes plásticas cacereñas de los siglos XIX y primera mitad del XX. En sus fondos queda patente el compromiso de la Diputación de Cáceres por la Cultura, pues muchos de los autores aquí presentados contaron con el apoyo de la Institución mediante becas y ayudas. Es el caso de Nicanor Álvarez Gata, pensionado en Roma, y cuya calidad técnica le valió ser copista del Museo del Prado. Junto a él, vemos obras de dos de los máximos exponentes del Regionalismo extremeño, estilo en boga en esos años, como son Juan Caldera y Bermudo Mateos, mientras que una de las personalidades más enigmáticas y bohemias del momento, como es Pedro Campón Polo, destaca por el carácter realista de sus cuadros.
Eulogio Blasco, artista que trabaja múltiples disciplinas y por ello da nombre a la Escuela de Bellas Artes de la Ciudad, cuenta con una sala dedicada a sus trabajos al igual que el pintor Conrado Sánchez Varona, quien apuesta por una pintura regionalista pero de cierta denuncia social que sirve de contrapunto a la idealización propia del género.
El tránsito a la pintura contemporánea lo aporta la obra de Juan José Narbón con su visión particular del campo extremeño.